Madrid

¿De dónde nace mi interés por la imagen y el cuerpo?

Me recuerdo de pequeña agachada en la calle, deteniéndome ante cualquier insecto o semilla que encontrase, como si descubriese un universo contenido en su mínima expresión.

Una de mis últimas fotografías capturadas por mi padre fue esa. Murió repentinamente cuando yo tenía 6 años, desde entonces no existieron más imágenes de mí misma.

A veces la imagen y la memoria se entrelazan, no se sabe cual nació antes, si quizás mi recuerdo proviene de ver esa fotografía mientras crecía, o de cómo creció esa instantánea en mí.

Pero yo recuerdo las semillas que observaba, y al tiempo sembré una atracción por las imágenes.

Decidí estudiar Bellas Artes tras una profunda crisis personal a los 18 años, que canalicé intuitivamente a través de una explosión creativa. Allí me encontré con la fotografía, ahora podía autorretratarme y documentar mi día a día, autoconocerme a través de las imágenes.

El vídeo se unió como testigo vital, junto al arte sonoro y los medios digitales online como herramientas creativas. Empapé mi curiosidad de todas estas técnologias en Cuenca, tras estudiar el cuerpo de cerca en Sevilla, a través del dibujo, la pintura y la escultura con desnudos al natural. Por entonces, no sabía que el centro temático de mi trayectoria creativa y profesional sería el cuerpo a través de la imagen.

Video y danza, un nuevo camino

Tras volver a Cádiz, mi ciudad natal, y comenzar mi camino laboral en una televisión local -donde grabé, edité y realicé cualquier contenido audiovisual imaginable- decidí instalarme en Madrid. Y me encontré trabajando en el histórico Teatro Pradillo, donde tuve un flechazo al descubrir la escena de la danza contemporánea y la capacidad expresiva del cuerpo en movimiento a través de la cámara.

Desde entonces he trabajado durante 10 años con compañías reconocidas a nivel nacional e internacional, y aprendido de su saber creativo corporal.

Algunos de estos proyectos que he podido documentar, incluían la participación de personas sin experiencia en el mundo de la danza. Con estos procesos de creación colectiva comprobé como se revelan las potencialidades de cada una cuando el cuerpo ocupa su lugar.

Mi acompañamiento audiovisual para danza contemporánea se ha ido vinculando a mujeres creadoras en las artes vivas y del movimiento. Estos vínculos se han ido dando de manera natural, quizás por esa necesidad de trabajar desde un entendimiento común, porque las cuestiones de género mueven nuestras vidas y creaciones.

¿Por qué promuevo la perspectiva de género?

Sintetizar una vida no es sencillo, pero si tengo que destacar otra vivencia importante es salir de una relación de maltrato psicológico y reconstruirme con la certeza de que las problemáticas de género son importantes en un sistema social dañado por la educación sexista.

Desde mis años en Bellas Artes, estas cuestiones junto a las relacionadas con la diversidad sexual e identidades de género fueron mis preocupaciones temáticas, llegando a realizar un Máster en Género e identidad, además de compartir talleres y encuentros con artivistas y pensadorxs contemporánexs.

Todo ello no me evitó una dura experiencia personal, pero se unió para reclamar a partir de entonces una voz propia y colectiva, a través de la creación de proyectos sociales y artísticos en los que he puesto en el centro la necesidad de autorepresentarnos para responder ante nosotras y las imposiciones externas con otras imágenes más reales de nosotras mismas.

El poder de nuestras imágenes es importante.

Todas las que somos

El siguiente paso en esta coreografía vital era experimentar en primera persona el conocimiento y autoexpresión del cuerpo en movimiento, y en los últimos años he explorado intensamente a través de diferentes formaciones las posibilidades de autoconocimiento desde la improvisación psicofísica vocal y corporal.

Gracias a estos procesos de experimentación, he reconocido la enorme sabiduría de nuestro cuerpo y su capacidad para conectar con estados de percepción más amplios, con la amplitud de nuestra emocionalidad y con nuestro subconsciente.

Con ello encontré el sentido a mi interés intuitivo hacia lo corporal y la motivación para compartir esta experiencia de autoconocimiento. Somos más ilimitadas que lo que nuestro día a día nos permite conocer, y nuestro cuerpo sabe el camino.

Ahora aúno la capacidad de transformación de la conexión con nuestro cuerpo y el poder transformador de la imagen, para llegar a conocer todas las que somos.

¿Te apetece compartir tu historia corporal?

Escríbeme si el cuerpo te lo pide

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